Los fermentados son trending topic y, si quieres estar al día, tienes que unirte a la conversación. A la gente enterada se le llena hoy la boca hablando del kimchi el chucrut, el miso, el kefir, los encurtidos en salmuera… y de cómo mejoran la salud o ayudan a controlar el peso.
De hecho, hay famosos cultivando bacterias en su casa, en alimentos que dejan fermentar fuera de la nevera, expuestos a la acción de bacterias y levaduras presentes en el entorno. Saben que los fermentados reimplantan bacterias buenas (probióticos) en el intestino y restauran el equilibrio bacteriano de nuestra flora, bastante empobrecida, la verdad, por este estilo de vida occidental, tan procesado y superhigienizado.
¡Tanto combatir gérmenes y ahora resulta que una dieta rica en bacterias probióticas potencia nuestras defensas, mejora la absorción de nutrientes, ayuda a controlar el apetito y el peso, previene el estreñimiento y las diarreas y evita la hinchazón abdominal…entre otros beneficios!
Tenemos que entonar el mea culpa por el daño que hemos hecho al ecosistema tomando inútilmente antibióticos para enfermedades víricas y dándoselos de forma rutinaria al ganado, ese que finalmente acaba en nuestra mesa. Un crimen que ha hecho autenticas escabechinas en el equilibrio de bacterias que conviven en el intestino, ese donde se localiza el 80% nuestra respuesta inmunitaria y donde se produce el 95% de la serotonina y el 50% de la dopamina del organismo. ¡Por algo llaman al intestino “el segundo cerebro” y por algo se nos encoge el estómago cuando estamos emocionadas o estresadas!
He dicho crimen, y no de forma figurativa, porque nuestro organismo contiene diez veces más bacterias que células humanas. ¡Odiar a las bacterias es odiarnos a nosotros mismos!
Si quieres empezar a mimar tu lado bacteriano, prueba con estos alimentos: toma lácteos fermentados en el desayuno: yogures, kefir, lassi (bebida de leche fermentada típica de la India).
Cambia los snacks procesados por encurtidos fermentados en salmuera, no pasteurizados: pepinillos, cebolletas, zanahorias, berenjenas, pimientos, coliflor…(hay muchas recetas en Internet)
Incluye chucrut o kimchi (coles fermentadas), en tus menús. Alterna el té con kombucha (bebida de té fermentado que sabe a vino blanco suave con burbujas).
Prueba a preparar sopas con miso (pasta de soja fermentada) y alterna el queso fresco con tempeh (pastel de soja fermentada). Sirve postres ricos en probióticos, como gelatina de kefir, frutas con salsas de yogur …
La fermentación crea nuevos sabores
Los humanos vimos pronto que, en condiciones ambientales determinadas, “algo” invisible ayudaba a convertir la uva, los cereales, la leche, la col… en vino, cerveza, pan, yogur o chucrut. Pasteur descubriría que ese “algo” eran microorganismos presentes en el aire. Ahora sabemos que algunos de esos alimentos, como el yogur o el chucrut, son ricos en probióticos. Hoy, chefs de la fama de Andoni Adúriz, Joan Roca o Quique Dacosta se encierran en sus laboratorios intentando crear nuevas recetas de fermentados, con sabores inéditos.