La introducción de probióticos en la alimentación ganadera viene dando sus frutos en la central provincia cubana de Ciego de Ávila. El experimento en terneros de más de 180 días de nacidos, mejora la absorción de los alimentos y actúa de forma favorable en la flora intestinal de los ovinos.
La tendencia actual a sostener el efecto beneficioso de la microflora, por el uso de los inmunoestimulantes, abre una nueva y próspera esperanza en el campo de la ciencia y la salud animal.
Lo novedoso en Ciego de Ávila es que este suplemento se comienza a utilizar en terneros de más de 180 días de nacidos, un experimento que ya hace palpable sus resultados.
“Insistimos en este tipo de crías, pues ya se ha probado en vacas, búfalos adultos y otros, con resultados maravillosos, tanto en el aumento de leche como de carne, motivo por el cual el Centro de Bioalimento Animal (CIBA) y la Universidad de Camagüey decidimos experimentar en bovinos pequeños”, comenta Rándolf Delgado, médico veterinario del CIBA en la provincia avileña.
“Los probióticos desempeñan un papel muy importante en la respuesta inmunológica, los protege de las diarreas, que es una de las enfermedades que más padecen estos animales, y pensamos extenderlo a otras especies como cerdos y carneros”, informa Laudelín Guilarte, presidente de la CPA Raúl Martínez, del poblado avileño de Vicente.
Ahora los más de 30 terneros de la raza Siboney de Cuba en Ciego de Ávila, se benefician con el uso de los probióticos como aditivos alimentarios, que responden a mejores resultados zootécnicos, al estímulo del sistema inmune y mejoran la resistencia a las infecciones, con la ganancia de peso vivo ante la competencia nutricional, una respuesta ante el llamado de la biotecnología en pos de mejorar la ganadería en la provincia y el país.