Tomar probióticos en el embarazo mejora la salud de la madre y la del futuro bebé ya que contribuye a fortalecer su sistema inmune. Un estudio sugiere que también podría ayudar a reducir el riesgo de preeclampsia.

Tomar probióticos durante el embarazo contribuye a mejorar la salud de la madre y del feto y puede fortalecer el sistema inmunológico del futuro bebé. Es más, la toma de estos alimentos también podría reducir otras complicaciones del embarazo como la preeclampsia y los partos prematuros, según un estudio epidemiológico noruego realizado sobre más de 30.000 madres. El trabajo observó una reducción del 20 por ciento en el número de madres que presentaron esta complicación.

La preeclampsia es una enfermedad grave que se produce en aproximadamente un 8 por ciento de los embarazos. Se diagnostica en la semana 20 y se caracteriza por una respuesta anómala y exagerada del organismo de la madre ante la placenta. El cuerpo la considera como un tejido extraño y produce una respuesta inflamatoria e inmunológica. Se diagnostica por la presencia de hipertensión arterial en la gestación y proteínas en la orina. Las complicaciones de esta enfermedad son graves pudiendo causar parto prematuro (antes de la semana 37) y discapacidad en los recién nacidos.

Beneficios de las bacterias ‘amigas’

Los probióticos podrían reducir el riesgo de preeclampsia, según un estudio Los probióticos se conocen como ‘baterias amigas’ y son microorganismos vivos que ingerimos a través de algunos alimentos y que no se destruyen mediante la digestión. Estas bacterias se adhieren al epitelio intestinal y colonizan todo nuestro intestino estimulando la microbiota (la flora intestinal). Ésta contribuye a modular la respuesta inmune de nuestro organismo y combate la presencia de otros agentes patógenos que puedan causar una enfermedad. Los productos probióticos más conocidos son los derivados lácteos como el yogur. Pero otros como la col fermentada (chucrut), derivados de la soja como el tofu, el yogur de soja, miso o tempe u otros alimentos fermentados como el kéfir, también lo son. Los prebióticos, por su parte, son un tipo de hidratos de carbono que se encuentran de forma natural en muchos vegetales. Su misión es la de servir de alimento a esas bacterias amigas y les permiten crecer.

Según explica el doctor Francisco Botella, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) “los probióticos podrían reducir el riesgo de preeclampsia modificando la respuesta inflamatoria de la madre. Éstos modulan nuestro sistema inmune y podrían ayudar a reducir la situación inflamatoria que está relacionada con esta complicación”.

Y es que, tal como añade el especialista, “una alimentación saludable, disminuye el número de complicaciones durante el embarazo (diabetes, hipertensión, obesidad) que se asocian a mayor probabilidad de preeclampsia. Una flora intestinal robusta y metabólicamente activa, interacciona con nuestro organismo en múltiples aspectos relacionados con la salud”. Una dieta sana que incluya fibra vegetal capaz de convertirse en alimento para las bacterias beneficiosas de nuestro intestino (lo que publicitariamente se conoce como prebióticos), “es un buen principio para cualquier mujer que planee un embarazo. Es más, buena parte de esa flora intestinal “saludable”, que hemos favorecido con nuestra alimentación, va a colonizar el intestino del bebé, convirtiéndose en una preciosa herencia que podemos trasmitir”, indica el experto de la SEEN.

“No hay nada mejor que la dieta mediterránea, confirma el doctor Francisco Tinahones, jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, para mantener una microbiota saludable”. Sin embargo, se está experimentando con el uso de probióticos, prebióticos y simbióticos (mezcla de ambos). El estudio sueco es un ejemplo de ello.

Método del estudio

Para el trabajo, los investigadores utilizaron datos de más de 70.000 embarazos del estudio MoBa, en Noruega. Como parte de este análisis observacional, las futuras mamás proporcionaron información sobre su dieta, estilo de vida, historial médico y otros factores de fondo relevantes a las 15, 22 y 30 semanas de embarazo.

Las preguntas de la semanas 15 y 30 incluyeron información adicional sobre la ingesta de diferentes productos lácteos que contienen bacterias probióticas antes y durante su embarazo. Casi una de cada cuatro mujeres dijo haber consumido productos lácteos probióticos antes de su embarazo; más de un tercio lo había hecho durante el embarazo temprano; y una proporción similar (algo más del 32 por ciento) lo hizo hasta tarde.

Menos riesgo de parto prematuro

La ingesta de productos lácteos probióticos fue más común entre las mujeres mayores, con un nivel de estudios y de vida más alto y que estaban embarazadas por primera vez. Entre las 37.050 mujeres incluidas en el análisis de preeclampsia, se diagnosticó la enfermedad en una de cada 20. En 550 de estos casos, fue grave. Sin embargo, la ingesta de probióticos se vinculó con un 20 por ciento menos de riesgo de la enfermedad, pero solo durante la última etapa del embarazo.

Asimismo, surgió una asociación significativa entre la ingesta de probióticos durante el inicio del embarazo y un 11 por ciento menos de riesgo de nacimiento prematuro, que aumentó al 27 por ciento en el parto prematuro cuando se tomó al final. La cantidad de probióticos consumidos no pareció marcar ninguna diferencia, según los hallazgos.

Fuente: Hola (www.hola.com)

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